En diez días he topado tres veces con la muerte. Como bien dice el refranero "no hay dos sin tres". Esta experiencia fue de modo descendiente así que no me enteré mucho del efecto dominó.

Francisco murió lejos, en tierras italianas después de haber vivir en tierras catalanas durante décadas. A pesar de no haberlo conocido, a él y a mi nos unió una amistad fuerte con la misma persona que seguramente nos describió a ambos. Sé que le gustaba el arte y que era una gran sabio de la historia, pero que la edad le había alejado de nuestra amistad común y emplazado cerca de la familia sanguínea en la bota. En tu muerte pude acompañar a una amistad, acompañar sin sentir tu muerte, más el dolor que queda para los que se quedan aquí...
Y la tercera fue por whatsapp, más contemporáneo, más frío, es hermano de alguien a quien aprecio y que he acompañado desde que se supo de la enfermedad, no hay mucho que yo pueda hacer a parte de decirle que ya sabe donde estoy y si necesita algo...
En la primera mis emociones de revolvieron, presencié por primera vez la visión de un cadáver, bello y que para mi me parecía que en cualquier momento iba su rostro a despertarse sin más, pero sabiendo hoy que no es así... no puedo imaginar el sentimiento de cuando la persona que se aleja y nos deja es el de la madre de Mireia, no sé imaginar, no sé sentir, no sé, no puedo saber...la muerte es así un espacio de transición en el que no sabemos del cierto.
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