jueves, 23 de mayo de 2013

nuevas responsabilidades

Desde ayer por la tarde nuestra familia ha incrementado en número. Una gatita. Recuerdo de bien pequeño tener el deseo de poder compartir mis ratos en casa con un felino. Mi sueño no se cumplió hasta que el mes pasado la gata de una amiga parió. No sé bien bien lo que me impulsó a aceptar;  después de las negativas maternas creí que un animal era más una carga que otra cosa.
 
Pero siempre recordé la frase infantil e intuitiva de "yo quiero un gato", "no un perro no", "a mi los conejos no me gustan", "yo quiero un gato"; así que cuando recibí, por tercera vez, la foto de la camada de cuatro hermanitos mi mirada se clavó en Miau-ho.
 
Una vez supe que el sueño iba a convertirse en realidad, como suele ocurrir, me sobrevinieros todos los miedos, que seguramente en mi niñez ni se me hubieran cruzado por la cabeza. Por un lado el sentimiento de que iba a perder independencia, después pensar que estando con poco trabajo iba a perjudicar nuestra situación económica, y además si nos íbamos a ir en julio no tenía muy claro quién iba a poder ocuparse de ella durante tres semanas. Cómo veis todo de miedos egoístas, pero reales, que me hicieron dudar.
 
El día antes de ir a buscarla fue un día horrible, tuve una discusión fuerte con personas queridas que venía arrastrándose desde una semana por lo menos, y esa misma noche se resolvió. De este modo, al poder descansar emocionalmente conseguí tranquilizarme y contar con una emoción más tierna a la hora de recibir a la nueva miembro familiar.
 
Separarla de su mama y hermanitos no fue tarea fácil y suerte del transportín y las latitas estas que se venden hoy en día que la tuvo distraida durante un ratito. Una vez hubo terminado con la ración, me sorprendió porque no lo habíamos cerrado bien y casi se abre...¡qué susto! me di cuenta que teníamos que cerrarlo arriba y abajo y nos habíamos olvidado de una parte....se pasó el trayecto de 12 kilómetros maullando y podía sentir como me maldecía....aunque pensé que no podía empezar a creer en las emociones de los animales, aunque desde que está a mi lado no puedo evitarlo....por ello voy a dejaros durante un tiempo e iniciar la lectura del libro El Alma de los Animales de Gary Kowalsky...hablamos pronto...estoy encantado...

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